De la fase presemilla a la de salida: cómo el ciclo de desarrollo de una startup afecta a la inversión
Una startup es una empresa que crece poco a poco, casi como si fuera una planta. El proyecto pasa por diferentes fases que implican, a su vez, afrontar varias rondas de búsqueda de capital. Dado que las fases de financiación de una startup presentan diferencias que afectan a la inversión, conviene distinguirlas bien para conseguir que esta sea exitosa.
Así varían las fases de financiación en cada fase del proceso de vida de una startup
Fase de presemilla
En este momento la startup está en un proceso embrionario. El emprendedor ha tenido una idea de producto o servicio que puede ayudar a resolver una necesidad que hay en el mercado.
Todavía no hay un plan de negocio establecido. Los esfuerzos se centran en ir definiendo y depurando la idea hasta llegar al punto en que se puede determinar si es lo suficientemente interesante como para abordar su desarrollo.
Como el proyecto todavía no ha arrancado, en este momento no suele ser necesario contar con financiación.
Fase de semilla
El modelo de negocio ya ha sido definido y es momento de empezar a trabajar en un Producto Mínimo Viable (PMV). Este producto y las métricas relativas al mismo serán el punto de partida para buscar financiación.
El objetivo aquí es conseguir datos que demuestren a los posibles inversores que la idea puede llegar a ser rentable.
Las startups pueden pasar mucho tiempo en la fase semilla, así que el dinero captado debe usarse bien. Aunque la financiación necesaria depende del tipo de proyecto, lo habitual es necesitar entre 25 000 euros y 1 millón de euros.
Es común que la financiación provenga de fondos propios de los creadores del proyecto, de fondos aportados por su entorno más cercano (familiares y amigos) y business angels.
Etapa temprana
Arranca cuando el PMV se lanza al mercado. No es la versión definitiva de lo que la empresa desea ofrecer, pero es un punto de partida y desde este se llevarán a cabo las optimizaciones necesarias.
La empresa comienza a crecer y necesita más recursos humanos, ejecutar acciones de marketing, seguir invirtiendo en investigación y desarrollo, etc. Para ello debe recurrir a una nueva ronda de financiación.
Si el proyecto es interesante será capaz de captar la atención de inversores de mayor entidad. Una buena forma de hacerlo es a a través de los foros de inversión, que permiten a los emprendedores presentar sus proyectos ante inversores especializados (business angels).
La ventaja de los foros es que son plataformas que permiten el contacto directo entre emprendedores e inversores de todo el mundo. Los primeros buscan dinero para hacer crecer su negocio y los segundos oportunidades de inversión con un alto potencial. Se crea así un ambiente propicio para conseguir capital.
Etapa de crecimiento
En este momento el proyecto ya ha sido madurado y el modelo de negocio se ha consolidado. El objetivo es crecer más y aumentar el beneficio, para lo que hace falta una importante inyección de capital. Este dinero se va a dedicar a cuestiones como la mejora de la productividad y de la presencia en el mercado.
Como la inversión necesaria es mayor, se suele acudir a entidades de financiación más poderosas. Las más habituales son los bancos de inversión y las sociedades de capital privado. No obstante, como la cantidad necesaria para seguir avanzando es elevada, también en esta fase hay cabida para los foros de inversión.
Fase de expansión
La startup se convierte en una scaleup. Una empresa que ha demostrado que su modelo de negocio es viable y que ha conseguido crecer a un ritmo del 20 % anual en un ciclo de tres años.
Es momento de explorar nuevos mercados e incluso abordar la internacionalización, y para eso hace falta dinero. A fin de lograrlo se da entrada a las entidades de capital riesgo e incluso se llega a acuerdos con otras empresas para apoyarse en su infraestructura.
Fase de salida
Finalizado su crecimiento, la startup desaparece. En muchos casos sus fundadores deciden venderla para centrarse en otros proyectos. En otros, lo que se hace es dar el paso para convertirla en una empresa normal y corriente cuando el negocio ya está plenamente consolidado.
A partir de entonces las vías de financiación se multiplican. Se puede obtener capital a través de la fusión con otra empresa, solicitando líneas de crédito a los bancos, e incluso dando entrada a nuevos socios a través de la venta de participaciones en el capital social o de acciones.
El ciclo de vida de las startups es largo y complejo, y no todas ellas llegan a recorrerlo entero. El índice de fracaso en este tipo de negocios es muy alto. En muchas ocasiones, es resultado de no haber encontrado a tiempo la financiación necesaria. De ahí la importancia de que los inversores tengan claro en qué fase de desarrollo se encuentra la startup y, en función de esta, cuánto riesgo conviene asumir. Si saben hacerlo y la startup logra continuar su ciclo de desarrollo, la inversión será un éxito.
o Publicado por: José Pérez Barrozo